El novio, con una voz llena de deseo, le susurra a la jovencita: «Ponte en cuatro, quiero verte así.» Ella, con una mezcla de nerviosismo y excitación, acepta y se coloca en la posición deseada, mostrando su cuerpo en toda su gloria. Su culito firme y redondo queda elevado, invitando a la exploración. Él, sin perder tiempo, se posiciona detrás de ella, admirando la vista antes de comenzar. Con una embestida suave pero segura, la penetra, provocando un gemido de placer de ambos. Sus movimientos son rítmicos y profundos, cada empuje haciendo que sus cuerpos se unan aún más. «Así, así me gusta,» murmura ella, su voz entrecortada por el deseo. La habitación se llena de los sonidos de su placer, sus gemidos y el choque de sus cuerpos creando una sinfonía erótica. Él acelera el ritmo, sus manos sujetando sus caderas con fuerza, mientras ella se apoya en sus brazos, empujando hacia atrás para encontrarse con cada embestida. El placer crece dentro de ellos, llevándolos al borde del éxtasis, hasta que finalmente alcanzan el clímax, sus cuerpos temblando de satisfacción. Se quedan allí, exhaustos y satisfechos, sabiendo que han vivido un momento de pasión intensa y memorable.
le dice a la jovencita que se ponga en cuatro y ella acepta y miren que rico la coge
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