La novia nalgona, con una sonrisa pícara, se coloca en cuatro, ofreciendo una vista tentadora de su trasero firme y redondo. Su falda corta se levanta, revelando un tanga de encaje que apenas cubre su piel suave.
«Mira qué rica cola te tengo,» ronronea, moviendo las caderas con un ritmo provocativo. «Es toda tuya, si sabes cómo manejarla.»
Él, excitado por la visión, se acerca y acaricia su trasero, sintiendo la firmeza y suavidad de su piel. «Eres una diosa,» murmura, sus manos explorando cada curva. «Quiero más.»
Ella, complacida, se inclina aún más, arqueando la espalda para ofrecer una vista aún más tentadora. «¿Te gusta? ¿Quieres más?» pregunta, su voz cargada de deseo. «Dime qué más quieres hacerme.»
La anticipación se siente en el aire, y cada toque, cada palabra, aumenta la tensión entre ellos, preparando el terreno para una noche de pasión y placer.
