se coge a su amiga borracha en el sillon donde se quedo dormida y ella ni por enterada

En una fiesta que se ha prolongado hasta la madrugada, una joven se encuentra sola en el sofá, completamente dormida, su cuerpo relajado y vulnerable. Su amigo, aprovechando la oportunidad, se acerca sigilosamente, sus ojos fijos en sus curvas tentadoras. Con movimientos lentos y deliberados, se sube encima de ella, sus manos explorando su cuerpo, despertando cada terminación nerviosa. Ella, sumida en un sueño profundo, ni siquiera se inmuta, sus gemidos suaves apenas audibles. Con cada embestida, él se pierde en el placer, sintiendo cada centímetro de su piel. Sus movimientos son rítmicos y precisos, creando una sinfonía de deseo y éxtasis. En este momento, es dueño de la situación, disfrutando de su cuerpo sin restricciones, mientras ella, ajena a todo, sigue perdida en sus sueños, una marioneta inconsciente de su propio deseo.