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La hermana, con una mezcla de sorpresa y curiosidad, encontró a su hermana menor cogiendo con su tío. Con una sonrisa maliciosa, tomó su teléfono, encendiendo la cámara para capturar cada detalle. «Mmm, sí, así,» murmuró su hermana, su voz entrecortada, mientras se movía sobre su tío, sus embestidas profundas y constantes. «No pares, sigue,» suplicó, sus gemidos llenando la habitación, mientras se dejaba llevar, sus cuerpos moviéndose al unísono. La cámara captaba cada movimiento, cada expresión de placer en sus rostros, un testimonio crudo y erótico de su conexión y su deseo. «Les gusta, ¿verdad?» preguntó la hermana mayor, con una risita, mientras continuaba grabando, saboreando el momento, sus gemidos y sus suspiros un coro de lujuria y pasión, grabado para siempre en video, un secreto compartido y un recuerdo de su audacia y su deseo.